El 13 de Junio de 2011 Deborah Kirklin publica en el blog Medical Humanities del BMJ una entrada titulada Who needs their hands? Reflections on being a patient con el siguiente contenido:
¿Quién necesita las manos? Reflexiones sobre ser un paciente
Tengo que hacer una confesión: hasta hace un mes yo era virgen quirúrgica, sin haber experimentado nunca nada más intrusivo que la extracción de las cuatro muelas del juicio. Lo que significaba que cuando acepté operarme ambas manos no tenía ni idea de lo que había en la tienda, pero me consolé a mí misma con lo que yo siempre había dicho a los pacientes: que se trataba de una pequeña operación, realizada bajo anestesia local y en menos de veinte minutos, por lo que no había mucho de que preocuparse. Lo que no sabía era lo frustrante que es tener las manos inmovilizadas. Hay cosas irritantes, como no ser capaz de cortar la propia comida; cosas logísticamente difíciles, como salir de un baño; y francamente cosas indignas, de las cuales no voy a contar nada, excepto reconocer que el acceso a un bidet puede ser muy útil
Ninguna de estas cosas, por suerte, duraronn mucho tiempo en mi caso, pero esta incursión menor en el mundo post operatorio por lo menos me hizo pensar. Pensando en lo que debe ser sentirse viejo, cuando los problemas que yo encontré, por suerte transitoriamente, pueden darse constantemente, y pensando también en cómo los médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud, con facilidad y sin pensarlo, utilizan estereotipos en su conversación cotidiana con los pacientes. Como «sólo necesita un escaner / algunos análisis de sangre / ver a un especialista, y que sólo va a doler un poco y / o tome un par de semanas / es una cuestión de tiempo».
Como si los pacientes fueran, de alguna manera demasiado estúpidos para darse cuenta de que las pruebas son ordenadas y las derivaciones efectuadas, precisamente, porque algo bastante preocupante que podría estar pasando, y como si para hacer frente a todo, incluso a la más pequeña de las enfermedades fuera alguna vez algo que no sea duro, y, a veces, incluso, que pueda cambiar la vida o el trabajo.
Bueno, sólo hacerles saber que lo estoy haciendo bien ahora. Gracias a un excelente cirujano, un uso juicioso de unos pocos analgésicos, y el hecho de que a diferencia de muchas de las personas a las que partir su comida, salir de la bañera, y limpiar sus propios pies, simplemente no constituye una opción, he tenido más ayuda de la que me corresponde, además de acceso a todos los accesorios de baño y todos los accesorios necesarios. No es una gran experiencia de quirófano, admitiré, sigo pendiente de una primera cita de verdad con la cirugía. Pero ha sido suficiente para hacerme apreciar lo afortunada que soy y que me haga la determinación de no usar nunca estereotipos, o al menos no en vano.
ELEMENTOS TEÓRICOS RELACIONADOS CON LA CLÍNICA DE MEDICINA DE FAMILIA DESDE UN ENFOQUE SISTÉMICO
COMENTARIOS TORTUGA
El diagnóstico, en Medicina de Familia, puede ser visto como la detección de los puntos de ruptura o desconexión de la red biopsicosocial relacionada con la salud de un ecosistema humano concreto; tratar sería reconectar los nodos de esa red. La inmovilización de las manos de esta paciente llevó al riesgo de desconectarse de su higiene personal y de cualquier otro acto social que le obligase a usar sus manos. Como consecuencia de la conciencia de su entorno, el médico de familia desarrolla su capacidad de comprender la interrelación inseparable entre el mundo físico o natural, el psíquico y el social lo que incluye en este caso la conciencia de las limitaciones sociales que a esta paciente la lleva la inmovilización de sus manos. Finalmente, como consecuencia de su conciencia ecológica y de su conciencia ética, el médico de familia debe desarrollar su capacidad de empatía o sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra, debe saltar de las frases estereotipadas a las frases significativas para el paciente.